Las últimas palabras van a transformar tus deseos sin tolerar el mínimo lamento de dolor abriendo los pulmones sin egoísmos matando palabras llenas de nada.
Cuando fui niño todo era el secreto de los versos en la otra necesidad y mi cultura ya era vieja concreta del mismo cemento cuando callaba las ofensas de los hombres resentidos de no sé qué mal trato habrían recibido y quién sabe de quién venía el dolor que todavía no conocía como la herida pero allá voy ya mismo.